SIGLO XVIII. CONFALÓN Y TRADICIÓN DE LABRADORES

Siglo XVIII. Confalón y tradición de Labradores

 

Aunque desde la aprobación de sus reglas conocemos que en la procesión del Jueves Santo salían las imágenes de un Nazareno, un Ecce Homo y un Crucificado, además del Stmo. Cristo de la Sgda. Columna y Azotes, no es hasta 1774 cuando se cita por primera vez al Stmo. Cristo del Confalón en algún documento conocido.

3a RogativasEn 1774 el licenciado Lope Muniz y Franco nos relata que, en su estación de penitencia anual, la conocida como Cofradía de la Columna procesionaba con "el Señor de la Columna, Santísimo Cristo de Confalón y Madre de Dios de la Esperanza[1].

Hay, no obstante, constancia documental de la salida cada Jueves Santo de una imagen de San Francisco de Paula que, costeada por la hermandad, fue objeto en 1788 de un convenio suscrito entre esta congregación y el convento de la Victoria. La hermandad cedió al convento la referida imagen para que fuera transformada en la del beato Gaspar Bono y como tal recibiera culto; por su parte, los religiosos Mínimos se comprometieron a prestar cada Jueves Santo a la hermandad la imagen de San Francisco de Paula, propia del convento y venerada en la iglesia, a fin de que formara parte del desfile procesional[2].

La tradición nos indica que esta hermandad está íntimamente ligada a los trabajadores del campo. Los cultos principales consisten en el septenario de las Siete Palabras, que concluye con la función llamada de «los Labradores» para pedir abundantes cosechas. Son numerosos y se pierden en el tiempo los triduos y salidas en rogativas por lluvia del Stmo. Cristo del Confalón. Estos actos eran solicitados por un número determinado de hermanos mediante cabildos extraordinarios y estos mismos hermanos se comprometían a costearlos. También, «en el caso que su Divina Majestad se eligiera socorrernos con su Santo rocío», se celebraba una función de acción de gracias y una vez terminada la misma, se socorría a los pobres «dándole a cada uno media hogaza de pan con el fin de que todos reunidos diéramos gracias al Todopoderoso puesto que nos había mirado con misericordia»[3].

  • Etimología y leyenda del Confalón

La palabra «confalón» significa pendón, estandarte o bandera larga; está compuesto de dos puntas o de varias serpentinas y suspendido por un travesaño. Fue utilizado inicialmente por las comunidades y cofradías medievales italianas. Los encuentros de estos grupos en Florencia, originalmente llamados «gonfaloni», cedieron finalmente su nombre a este tipo de banderas o estandartes.

Puede ser diseñado con un dibujo vistoso, o como escudo de armas para guiar a las tropas. Aunque la conquista de Écija por parte de Fernando III tuvo lugar en 1240, la zona de la sierra sur-este de Sevilla fue zona fronteriza con los musulmanes hasta el siglo XV y no era extraña la presencia de astigitanos en estos enfrentamientos, como en la toma de Málaga en 1487, donde además se encontraban los padres Mínimos. En 1571, en la lucha contra el Imperio Otomano, los combatientes de la Liga Santa también utilizaban estos confalones.

Pero igualmente el confalón ha sido usado en ceremonias eclesiásticas y procesiones. El «umbráculo» (ombrellino), un símbolo papal, también es llamado «confalón» debido a que suele representarse sobre uno. Los confalones tuvieron gran importancia como objetos religiosos cristianos en Europa durante la Edad Media. Se pintaban con témpera u óleo, a veces por las dos caras. Las imágenes elegidas eran las de los santos patrones de las ciudades, villas, hermandades o gremios, la Virgen con el Niño, Jesucristo, etc.

Estos estandartes de las cofradías solían mostrarse en la capilla de la hermandad o guardarse hasta que se necesitaban para su uso principal, las procesiones religiosas. Durante estas procesiones, el estandarte era portado sobre su asta por un miembro destacado de la cofradía.

El Stmo. Cristo del Confalón alude, por tanto, a la representación de un crucificado en uno de estos estandartes que, por su parecido, terminó dando nombre a la talla o viceversa.

 

[1] Martín Jiménez, José.«Lo que fue nuestra Semana Santa antaño y es hogaño. Écija y su Semana Sta». Pág 8

[2] Libro de Regla. Archivo de la Hermandad.

[3] Libro de actas, cabildos de 1/05/1857 y 16/04/1863. Archivo de la Hermandad.

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